Trono de sangre (Kumonosu-jô, 1957) de Akira Kurosawa.

“Mirad este lugar desolado, donde hubo un imponente castillo cuyo destino cayó en la red de la lujuria de poder, donde vivía un guerrero fuerte en la lucha pero débil ante su mujer que le empujó a llegar al trono con traición y derramamiento de sangre. El camino del mal es el camino de la perdición y su rumbo nunca cambia”.

Japón, siglo XVI. Tras sofocar una rebelión, los capitanes Taketoki Washizu (Toshirô Mifune) y Yoshiteru Miki (Akira Kubo) se desplazan hasta el castillo de su señor para recibir los pertinentes reconocimientos. En su camino, mientras atraviesan el bosque, se encuentran con un espíritu que les hace la siguiente profecía: Washizu se convertirá en señor del Castillo de las Telarañas, pero será el hijo de Miki quien lo suceda en el poder.


Esta impresionante obra maestra de Akira Kurosawa supone la mejor adaptación al cine del Macbeth de William Shakespeare. El director nipón traslada la acción de la obra original al Japón feudal previo a la era Tokugawa, donde los señores de la guerra rivalizaban entre sí por la conquista del poder. La película reflexiona sobre temas como el implacable curso del destino, la ambición desmedida, lo efímero de la existencia o la traición, ejemplificando la universalidad del texto shakesperiano y del arte de Kurosawa.

Trono de sangre se abre con una sucesión de planos envueltos en niebla en los que se muestran las ruinas de lo que fue el Castillo de las Telarañas. Lo que vemos es un paisaje volcánico, cuasi lunar, donde sólo tienen cabida la ceniza, el viento y la espesa bruma. No queda ni el más mínimo rastro de vida. Todo parece haber desaparecido. El tiempo retrocede, y tras la progresiva retirada de la niebla, se advierten, ahora sí, los contornos del imponente y "resucitado" castillo, que se ubica en la parte alta de una colina. Lord Tsuzuki (Takamaru Sasaki), señor del mismo, recibe noticias de una rebelión que pone en peligro su soberanía. La llegada a caballo de sucesivos mensajeros lo tranquilizan, puesto que el levantamiento está siendo abortado por los fieles capitanes Washizu y Miki. Su valiente acción merece ser recompensada, por lo que ambos son invitados al castillo de su señor. Para llegar hasta allí, Washizu y Miki deben atravesar el laberíntico Bosque de las Telarañas, tarea nada fácil. Y mucho menos si llueve y hay tormenta. Una risa burlona resuena en el bosque. Los samuráis se enfrentan con fiereza al hechizo que les impide encontrar la salida. En una zona enmarañada por los árboles, los dos guerreros se topan con un espíritu maligno encarnado en una vieja mujer. La anciana profetiza que Washizu se convertirá primero en señor de la Mansión del Norte, y, después, en señor del Castillo de las Telarañas. Sin embargo, su gloria será efímera, ya que lo sucederá el hijo de Miki. Dicho esto, el espíritu desaparece. Los samuráis, contrariados tras lo visto y oído, prosiguen su camino. Con el paso del tiempo, la profecía va cumpliéndose punto por punto, gracias, eso sí, a la ayuda de la espectral Lady Asaji (Isuzu Yamada), esposa de Washizu, la cual manipula a su marido incitándolo a cometer los crímenes necesarios para la consecución y posterior mantenimiento del poder.


En Kumonosu-jô, Kurosawa se inspira en el Teatro Noh para su puesta en escena, especialmente en interiores. Si la comparamos con su anterior película de samuráis, la legendaria Los siete samuráis (Shichinin no Samurai, 1954), Trono de sangre posee un ritmo más pausado, eludiendo las escenas de acción y abundando en planos de mayor duración. Toshirô Mifune e Isuzu Yamada realizan un trabajo excepcional bajo la dirección maestra del autor de Rashomon.

No se puede concluir un comentario acerca de esta magistral cinta (mi favorita del director) sin hacer alusión a su apoteósico final, en el que Washizu, aterrado ante el avance del Bosque de las Telarañas hacia su castillo, muere asesinado por una lluvia de flechas lanzadas por sus propios hombres. 

Para mí, una de las mejores películas de la historia del cine. Soberbia.


12 comentarios:

  1. Hola. Gran película del gran Kurosawa, uno de sus mejores trabajos.La última escena, en la que queda como un colador el protagonista xd, es impresionante y me pregunto cómo se conseguiría hacer eso en el 57. Te sorprenderá lo que voy a decir pero disfrute más viendo Macbeth de Polankki; será por estar ambientado en el medievo europeo y tener un ritmo más rápido. Por otra parte decirte que para mí la obra cumbre de Kurosawa es Ran,cosa que él mismo decía. Esa película es casi perfecta, una de las mejores de la historia del cine.

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  2. Hola, Cristina:
    Me gusta el "Macbeth" de Polanski, aunque prefiero el de Welles. "Ran" es otra obra maestra, pero yo me quedo con el Kurosawa de los cincuenta y sesenta. Cuestión de gustos.

    Un saludo.

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  3. Junto con "Rashomon", mi favorita de Kurosawa. Muy buenas. Soy nuevo por aquí. Felicidades por el blog, todo un bálsamo de buen cine.

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  4. Las adaptaciones cinematográficas de obras literarias de Akira Kurosawa son de una belleza inigualables.¿Y qué me decís de "El idiota"? Por cierto Ricardo, ¿has leído la autobiografía de Akira Kurosawa? Un saludo.

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  5. Hola, Lumiére:
    No he tenido la ocasión de leerla. "El idiota" también me parece magnífica, aunque la sitúo por debajo de sus obras maestras.

    Un saludo.

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    1. Hola, Ricardo:
      Precisamente este verano estoy leyéndola. Hacía tiempo que no me entusiasmaba tanto con un libro. En tu opinión, ¿por qué crees que "El idiota" no alcanza la categoría de obra maestra? Un saludo.

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    2. Le sobra metraje. Pero es sólo mi opinión.

      Saludos.

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  6. Gran obra maestra. Coincido con que Ran es la obra cumbre de Kurosawa, tanto en el lenguaje visual (la mejor fotografía que haya visto en mi vida junto al Lyndon de Kubrick), como en la perspectiva. Temo decir esto, pero creo que en algunos aspectos es incluso mejor que la obra de Shakespeare en la que se basa. Aparte de ella, Los siete samuráis es mi película favorita de toda la vida. Y esta no se queda atrás. Por algo es el emperador del cine ¿no?

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  7. Una película donde la pongas! Los árboles moviéndose como estrategia militar !!!

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  8. Excelente reseña Ricardo. Coincido con Cristina y con Splash Foop en que Ran es la obra cumbre de Kurosawa. Sin embargo despues de volver a ver Trono de Sangre de nuevo cada vez me gusta mas. Lo q mas me sorprendio es que al verla seguida por el Macbeth de Welles, me parecio la de Kurisawa muy pero muy superior. Saludos Ricardo

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  9. Excelente reseña Ricardo. Coincido con Cristina y con Splash Foop en que Ran es la obra cumbre de Kurosawa. Sin embargo despues de volver a ver Trono de Sangre de nuevo cada vez me gusta mas. Lo q mas me sorprendio es que al verla seguida por el Macbeth de Welles, me parecio la de Kurisawa muy pero muy superior. Saludos Ricardo

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